Surgió la idea gracias a un amigo que tengo que colabora con su presencia en la Parroquia Santa María de Betania. Se acercaba la fecha de la caminata y todavía no estábamos decididos. Les pregunté a mis padres y les gustó el plan. Entonces con mis amigos, que también confirmaron su presencia, fuimos el jueves antes de zarpar a anotarnos a la Parroquia.
Tuvimos que abonar un dinero "X" que fue bien invertido al ver todos los servicios que durante el viaje nos proveyó la Parroquia. Al anotarnos estaba la opción de caminar desde Liniers o Moreno. Elegí caminar desde Liniers hasta Luján. Aclaro que la Peregrinación a Luján son 70 km. También nos dieron consejos de cómo ir vestidos, lo que debíamos llevar en la mochila, el tipo de zapatillas adecuadas, las precauciones necesarias para no lesionarnos y no tener ampollas. Bueno, me pasaron las 2 cosas, jajaja...
Debíamos estar en la Parroquia a las 10 de la mañana. Allí nos organizamos en pequeños grupos para ir en colectivo hasta Liniers. En Liniers comimos algo como para almorzar y al ver que ya estábamos todos listos partimos hacia Luján. Al comienzo de la caravana había un carrito que tenía como figura a la Virgen, música con parlantes para alentarnos y luces como para entretenernos. También había un animador (Presidente del Club Cóndor de la Parroquia) que gracias a que tenía un micrófono contaba e improvisaba chistes y nos animaba. En la caminata cantábamos canciones para no pensar en el dolor de las piernas y de a ratos se armaban pogos que nos divertían hacerlos. Éramos la única Iglesia divertida.
La primera parada fue Ituzaingó. Allí los que acompañamos a la Parroquia Betania entramos a un club (parecíamos exclusivos) y descansamos. Para descansar las piernas debíamos ponerlas hacia arriba así bajaba la sangre lentamente. Nos hidratamos, comimos algo y después de 40 minutos salimos hasta Moreno. En ese tramo me salieron las primeras ampollas, me dolía mucho al caminar. A mis amigos con los que caminaba todavía no les habían salido. Durante el camino trataba de quedarme callado para no sentir mucho el dolor, aunque todos me decían que había que distraerse para pasar el mal trago.
La segunda parada fue Moreno, donde nos esperaban micros, baños químicos, médicos, panchos, jugos y algunos chocolates. Allí estuvimos un tiempo antes de salir otra vez. Aclaro que durante el viaje había auxiliares que nos daban charla o nos cargaban si ya no podíamos más. Estaban previstos con medicamentos por las dudas si ocurría una emergencia.
Comenzamos a caminar hacia la otra parada que era Malvinas. No me acuerdo qué hora era, sólo que era de noche. Faltaba un poco más de la mitad de la caminata y ya no podía más por las ampollas, y me comenzaba a doler el muslo de la pierna derecha. Me la tuve que bancar al menos hasta llegar a Malvinas, para que me miren los médicos. Estos decidían si te dejaban seguir o no. Casi llegando a Malvinas a un amigo y a mí nos reavivó una botella de agua que compramos, que nos devolvió las ganas de seguir caminando y más energías. Menos a mi otro amigo que no pudo seguir porque tenía comprometido el tendón de la pantorrilla, así que abandonó la caminata en Malvinas. Desde allí lo llevaron en micro hasta la próxima parada. Quedamos mi amigo y yo, el otro que ayudaba en la Parroquia era auxiliar, y por lo tanto no iba mucho con nosotros porque debía ayudar a otras personas. Dudé en llegar hasta ahí o seguir. Mi amigo con el que caminaba todavía estaba bien para continuar. Lo pensé y decidí en seguir un trecho más. La otra parada era General Rodríguez. Pregunté a mi amigo auxiliar cuantas horas eran el camino hasta Rodríguez. Primero no me quiso decir, pero después de tanto insistir me dijo que era la parte de la caminata más larga... Noooooo!!!!
Pero quise seguir, y la verdad fue muy sufrido. La caravana iba a un ritmo de caminata muy rápido para mí y por lo tanto me hacía mal. Rengueaba y las malditas ampollas seguían molestándome aunque en Moreno me habían puesto una venda. No podía más. También miraba a mi amigo y no la pasaba muy bien. Ya no le prestaba atención ni a la música ni a las luces que nos "regalaba" el carro. Solo quería llegar a la próxima parada que era el Puente de Luján. El animador nos decía "ya llegamos, falta poco" y parecía que era interminable. Le preguntábamos con mi amigo a los auxiliares cuanto faltaba. También nos decían poco. Nos compramos más agua para ver si nos reanimaba un poco, pero solo nos hidrató. Hasta que pudimos ver el Puente de Luján. Aclaro que no llegábamos a Luján todavía. Esa, la del Puente, era otra parada que desde allí, faltaba el último trecho para llegar a la Basílica.
Llegamos al puente. Habíamos hecho ya casi todo el camino, ya habíamos llegado hasta ahí. No nos podíamos dar el lujo de retirarnos de la caminata. Aunque me duelan hasta los ojos decidí seguir para llegar a Luján. En este descanso, nos dieron chocolatada, galletitas y caramelos, además de jugo. Eran tipo 4 de la mañana aproximadamente. La verdad en todo el viaje no había visto el reloj del celular. Nos dijeron que nos quedaba la parte más corta del camino. Y arrancamos la última andadura. Me sentía igual que en Rodríguez, pero ya no quería parar. Quería llegar lo más antes posible a la Basílica. Después de 1km de caminar pudimos entrar al menos a la Ciudad de Luján. Desde ahí faltaban como 30 cuadras que eran interminables. Nunca se nos hicieron tan largas las cuadras. Las últimas 10 eran larguísimas. Lo peor es que en ese momento era de noche todavía y no teníamos como punto de referencia a la Basílica todavía. Nos dijeron al llegar que la Parroquia Betania había hecho un record por la velocidad a la que llegaron a Luján. Pero antes de esto todavía no llegábamos. Mi amigo y yo estábamos muy atrás del carrito de la Iglesia a la que pertenecíamos, como a 3 cuadras. Hicimos el gran esfuerzo, estábamos tan cerca. Amanecía. Entonces pudimos ver las torres de la Basílica. Eran las últimas 2 cuadras, que eran largas de más, o eso parecía.
Y llegamos. Por fin. Logramos llegar a la Plaza de la Basílica. Estaba muy contento por dentro pero no lo demostraba por fuera. Toda la gente que acompañó a la Parroquia Santa María Betania se tiró al piso a descansar. Encontré a mi amigo que abandonó en Malvinas, que aprovechó para dormir un poco en el micro. Le saqué un par de fotos a la Basílica, pero el sueño me ganó y me tiré a dormir en el piso. Habíamos llegado a las 6:30hs. de la mañana, como dije antes, un record para la Parroquia.
Luego de las palabras de Bergoglio, no fuimos con toda la gente de la Parroquia a un espacio verde donde había asadores a comer patys. Luego de sacarnos la caminata de encima, volvimos en micros a Santa María Betania, Parroquia que queda en Almagro.
Como conclusión: caminé los 70km. desde Liniers hasta Luján, pero cuando habló Bergoglio, algo que es importante para cerrar la caminata, estaba durmiendo con mis amigos en la Plaza de la Basílica, descansando de la mezcla de sensaciones que nos dejó esta caminata a Luján... que la recomiendo para volver a sentirse bien consigo mismo.
Autor: Ismael
4 comentarios:
Yo fui hace dos años y me paso algo re parecido, me senti muy identificado. Grosso Lujan
re bueno Ismael XD
Ismael, estube en la misma caminata que vos y te puedo asegurar que me senti igual!!!.Tambien llegue a duras penas por la ampolla, pero es algo que vale la pena intentar. Espero encontrarte este año. Silvina.
yo voy al club condor en almagro.todos los sabados. xd ahora va a ver otra peregrinacion a lujan el 1 er sabado de octubre.creo
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